domingo, 31 de julio de 2011

Álgebra animal



Cuando un día decidió que iba a realizar todos sus sueños,se convirtió en pastor.Es lo que tiene el contar ovejas para poder dormirse.

Ernetti.

viernes, 8 de julio de 2011

Sherlock



Aunque la gente cree que la primera aventura del genial detective Sherlock Holmes fue “Estudio en escarlata”, lo cierto es que esto no sucedió así. El primer caso resuelto por esta figura del razonamiento deductivo ocurrió en Suiza, concretamente en la zona del valle del Emme, en los Alpes . Los lectores quizás conozcan de Holmes ciertas habilidades relatadas en sus novelas como su pericia en distinguir un tipo de tabaco de otro simplemente recogiendo las colillas en el lugar del crimen y desmenuzando entre los dedos los restos de la picadura de las mismas. Eso está descrito en más de una ocasión en la literatura publicada de las aventuras de este personaje. Pero Sherlock poseía otras habilidades desconocidas para el resto del gran público y que le ayudaron a resolver casos como este primero del que estamos hablando. Dicha aptitud era su destreza en distinguir todo tipo de olores, y dentro del mismo olor, el don de discernir los más finos matices que le permitían identificar entre dos vinos de la misma región, de la misma variedad de uva, del mismo año pero de distintas bodegas, o diferenciar entre el olor de una petunia grandiflora y una petunia floribunda, a modo de un Grenouille moderno.

El crimen se había cometido en una pequeña habitación de un hostal. La policía suiza no lograba encontrar ninguna pista que ayudase a esclarecer el misterioso asesinato. Hasta que Holmes hizó su aparición en el escenario del homicidio. Usando sus grandes dotes olfativas logró percibir un leve y sutil olor a nuez característico de un particular queso de la región y los matices propios de esa variedad de queso elaborados en una mínúscula y artesana quesería de la que el propietario resultó ser el asesino. Fue en ese mismo momento cuando pronunció su más célebre frase la cual quedó inmortalizada ya para la posteridad:

- ¡ El emmental, querido Watson !!



Ernetti

martes, 5 de julio de 2011

Diamantes para la eternidad







La levedad de un momento puede ser infinito cuando perdura invariable en la memoria. Lo breve se transforma en eterno en la impronta de nuestros recuerdos,y entonces, lo efímero de ese instante se perpetúa. Como se le perpetua en cadena a Martín el aciago momento en que borracho y en medio de una trifulca, le asestó dos estacazos en la cabeza a aquel joven que se desplomó yerto en el suelo. Ni el buen hacer del bufete Insua & asociados pudieron librarlo de la condena. Ayer, hoy, mañana y siempre, el recuerdo de ese segundo lo mortifica más que la propia cárcel. Y es que, un instante es para siempre, cómo los diamantes.

Ernetti.