martes, 9 de noviembre de 2010

Un pequeño cuento geométrico



En el continente esférico se vivía una época de oscurantismo y represión. Era la época medioval, y la santa circulocisión se encargaba de reprimir cualquier atisbo de diferencia con el orden establecido. Los i-conos de esta época eran las formas curvas, con lo cual las formas planas no tenían cabida. Las rectitutas se perseguían y vivían al margen de la ley, mientras que los sabios de la escuela arista-totélica eran constantemente coaccionados para que dejaran de propagar sus ideales. Las clases sociales altas eran las elipses, las espirales, las parábolas y las hipérbolas. Las clases marginales los ángulos, los planos, los triángulos, las paralelas… Hasta que surgió un Mesías. Un ser que decían que era un Dios, que no sentía ningún temor de las formas circulares. Le llamaban “Juan sin curva”, y había nacido inmaculado de un útero cuadrado sin necesidad de que hubiesen puesto a su madre en órbita en un contacto circular. Empezó a predicar en el desierto y pronto tuvo una multitud de seguidores. -"Alinearos los unos a los otros como yo os he alineado”- pregonaba (aunque nunca usaba las parábolas), mientras producía el milagro de la multiplicación de las vectores y las rayas… Pronto las autoridades lo vieron como una amenaza y un peligro público. Los esferiseos maquinaron un complot contra él y fue detenido y circunferenciado en el medio de dos bandidos. Pero al tercer día resucitó de entre los curvos y hoy está sentado a la derecha de la recta padre.

Firmado:

Ernetti (un circulo vicioso).

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