
Ya desde pequeño, Emilio disponía de la rara capacidad de poder bilocarse. Y esa habilidad, lejos de causarle un trauma, era para él una ventaja a la cual le sacaba el mayor de los provechos.Aún recuerdo cuando era niño y teníamos que ir al colegio,él se quedaba durmiendo en la cama requeteagusto, sin madrugar, mientras se bilocaba para que su “otra desdoblada personalidad” fuera la que apareciera por clase. Y ya más mayorcito, en esa etapa que llaman “la edad del pavo”, el bilocarse no le reportaba más que ventajas.Podía tener dos novias y salir con ambas a la vez,y, lo que era mejor,incluso quedando con las dos al mismo tiempo. Después siempre aparecía la amiga de turno de uno de los ligues de Emilio que lo acusaba ante su novia de haberlo visto cogido de la mano de otra chica la tarde anterior. Emilio se reía mientras las amigas reñían entre ellas por su causa, pues para la novia de Emilio, lo que contaba su amiga era todo un invento debido a los celos,porque precisamente ella había pasado toda esa tarde a su lado.
Y lo de poder viajar ya era de coña…No necesitaba gastarse un dineral en las agencias de viajes, ni planificar con antelación las vacaciones estudiando las distintas opciones a donde ir. Simplemente se tumbaba encima de la cama, se bilocaba, y rápidamente aparecía donde más le apetecía en cada momento, sin overbooking, sin retrasos, sin tener que cargar con las maletas… Una tarde, las pirámides de Egipto, una mañana, las cumbres nevadas del Himalaya, un frío día de invierno las calurosas playas de Santo Domingo.Había recorrido todo el mundo, hasta los rincones más inhóspitos, y era una de las cuatro únicas personas de este mundo, junto con Armstrong, Aldrin y Collins, que había estado en la luna.
Ahora, pasados los años, y ya en la madurez, Emilio cada vez se biloca con menor asiduidad. Conoce todo el planeta, así que le aburre viajar.Se casó y vive feliz al lado de su esposa, por lo que no siente la necesidad de andar tonteando con otras. Y encima, con la vejez y la próstata que le obliga a levantarse una par de veces cada noche de la cama, se ha vuelto insomne, y no encuentra satisfacción en lo de quedarse durmiendo en la cama.
Ernetti
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