martes, 1 de marzo de 2011




No era un tío guapo, la verdad, aunque si tenía buen porte y resultaba atractivo para las mujeres. Por lo visible no destacaba especialmente del resto de amigos que salíamos de copas a pasar un buen rato y ligar con las chicas. Pero lo que iba a suceder al entrar en en el bar de copas, según pusiera la mirada en la presa elegida, ya lo sabíamos de antemano. Era fijarse en una, acercarse pausado a ella, separarle la melena de la oreja y musitarle no sé que palabras a modo de hechizo mágico o encantamiento, que todas caían rendidas a sus pies. Según descorría la cortina de pelo con el cual la hembra tapaba su aurícula, le murmuraba algún misterioso y seductor embeleso, que lo cierto es que las camelaba a todas. Y los demás nos quedábamos de piedra, rabiosos he de decir, de ver como noche tras noche el engatusaba a las mozas mientras a los demás nos daban con un canto en los dientes. Sus hazañas amorosas fueron muy famosas entre la juventud de mi tiempo,e incluso su historia de conquistador fue llevada al cine en Hollywood, en una gran película que se tituló: “ El hombre que susurraba a los cabellos”…

Ernetti

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