
Cuando descubrió que era la chica con la que quería compartir su vida, decidió poner el mundo a los pies de esa mujer. Pero él no era rey, ni príncipe, ni un poderoso potentado multimillonario,aunque si un hombre de palabra. Entonces decidió comprar el globo terráqueo más grande que encontró, y cuando llegó a casa, se lo regaló a su mujer. Ahora ambos, mientras descansan recostados en el sofá ,contemplan esa bola del mundo, que, adornando el mueble del salón, él le ofreció a ella. A fin de cuentas, el mundo de ella era su marido, por lo cual, y después de envejecer juntos, él terminó cumpliendo su promesa
Ernetti
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