martes, 28 de septiembre de 2010

The robotic manipulation




Leo en el periódico la siguiente curiosa noticia:

"El insólito caso de la china, el móvil y el inodoro maldito".

Septiembre 28, 2010 - 3:43 pm : Si viajas a China y tienes la necesidad de hacer uso de sus aseos, no utilices el móvil: puede ser perjudicial para tu salud.

Y si no que se lo digan a Lu Lei, una joven china que aprovechó el tiempo mientras estaba en el servicio para enviar un SMS.

La muchacha tuvo tan mala suerte que, el teléfono acabó cayéndose por el agujero del retrete (conviene saber que el modelo de inodoro asiático es un “simple” agujero en el suelo, nada que ver con el diseño occidental).

Lei, desesperada, intentó rescatar su preciado móvil sin éxito. Pero su desgracia no acabó ahí, ya que su brazo quedó atrapado en el interior de la cloaca.

Debido a la vergonzosa situación no pidió auxilio en el acto, pero al ver que era incapaz de liberarse por sí misma, se vió en la obligación de gritar a los cuatro vientos que la sacaran de ese “pozo negro”.

El equipo de rescate tuvo que desmontar toda la cabina y romper con un martillo neumático el hormigón de alrededor del inodoro.

Tras 8 larguísimas horas de intenso rescate e inhalación de olores nauseabundos cayó desmayada.

Menos mal que los operarios, para mejorar su incómoda postura, le colocaron una toalla en la cabeza a modo de almohada.

Lo más probable es que, después de tan traumática experiencia, Lu Lei habrá dejado de responder a los mensajes cuando tiene un momento de esos en los que la fibra hace efecto.

Bueno, ciertamente es una situación embarazosa, pero las hay mucho más. Después de leer el artículo me he acordado del primer episodio de la cuarta temporada de "The big bang theory", donde el pobre Wolovich sufre un pequeño... llamémosle "accidente doméstico", con una mano robótica. Todo este tipo de situaciones que podrían parecernos esperpénticas a primera vista, son bastante más comunes de lo que uno se imagina en las urgencias hospitalarias, y lo más curioso son las disculpas que se les ocurren a los accidentados en dichos momentos tan comprometidos para su sentido del rubor: -"No, si yo es que me tropecé y me caí de culo y se me clavó la botella...". ¡Cómo si su culo fuera la puerta de Alcalá para nada más resbalarse introducir todo el cristalino supositorio recto arriba, sin más oposición!.

Pero dichos sucesos ocurren...palabrita de un ex novio de enfermera...y pruebas hay, a la foto me remito.

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